Martes 26 de mayo 2009
Todo recogido ya, (dejamos las cosas inacabadas a Aizhan). Desayunamos y Chus se queda esperando con las maletas en recepción , mientras Juan va a cambiar € a Tengues. El hotel de Astaná hay que pagarlos en T porque si nó el cambio que aplican es malo. Hoy en Petro el € a 204 T.
El señor de recepción nos ha ayudado a llevar las maletas al coche. Recordamos que, en todo el mes, ni un solo día hemos tenido que pedir la llave, estuviera quien estuviera, nos conocían.
Nos han llevado al aeropuerto Yeisian y Aizhan, pasando por barriadas de casitas rusas, el lago, zonas pantanosas y largas hileras de álamos blancos, abedules y algunos pinabetos.
En el aeropuerto, vemos como un policía vestido de azul y un militar con traje de faena se pasean todo el rato, vigilantes, a pesar de haber tan solo dos vuelos diarios. La cámara de fotos la dejamos aparcada en su funda.
Dos señores, bien vestidos, saludan dando la mano al policía y luego a las personas de la taquilla. Solo hay una taquilla. Podrían ser los pilotos. Poco después una especie de "barbie", alta, rubia, delgada, de caracteres rusos y vestida de militar, entra en el hall del aeropuerto y tanto el policía como el militar, inclinan su cabeza haciendo una reverencia. Ella atraviesa la puerta privada hacia el interior.
Nos hemos acercado a la ventanilla. De repente se abren debajo del mostrador como dos compuertas para que pongamos las maletas en una báscula. (6 € de sobrepeso). Aizhan nos ha explicado por qué puerta tenemos que embarcar cuando la abran. Se han ido después de desearnos un buen viaje y... Aizhan encargarnos unas "castañetas" al preguntarle qué quería de España.
Mientras esperábamos, veíamos como entraban en el hall mujeres que se iban sentando a nuestro lado, una detrás de otra, y algunos hombres, hasta un total de veinte. Todos vestían galas kazajas.Ellas ya mayores y con bastónes de colores, llevaban todas pañuelos en la cabeza anudados en la nuca, unos blancos con flores de colores, otros blancos bordados y con puntillas o encajes, y otros de tejido de telar. También llevaban la chaqueta de terciopelo bordada en distintos colores. Los hombres igual, uno de ellos con gorro blanco y perilla larga blanca. Colgaban de las solapas algunas medallas. Una guía dirigía sus movimientos y todo el mundo respetaba su paso. Hemos supuesto que los llevaban a Astaná a un acto oficial, algunos podrían ser veteranos de guerra. No hemos podido embarcar hasta que no ha pasado el grupo completo. Después en el escaner, nos han hecho abrir la mochila del ordenador y sacar alguno de los aparatos que llevábamos, también nos han abierto otra bolsa. A Juan le han pasado el sensor pero a Chus como llevaba el dombrá, nada de nada, solo le han preguntado si era un dombrá y ella ha respondido "da, da, da" (si, si si como dicen aquí).
Después en el autobús hasta el avión, con policías y militares marcando la cola de la gente. Por supuesto primero ha pasado el grupo de mayores, a los que hemos ayudado a subir, porque aquí no hay nada adaptado. Una vez colocados en el avión el piloto ha saludado en inglés (no fue así en el viaje de Almaty).
En una hora y media hemos llegado al aeropuerto de Astaná, después de ver desde la ventana del avión una extensa planicie de campos lagrados, lagos y estepa, junto al río Isim que de vez en cuando visualizábamos.
En Petro el día era agradabla, en Astaná muy caluroso. Astaná es la segunda capital más fría del mundo con una media anual de -1º ya que alcanzan temperaturas en invierno de -40º. Tiene menos de un millón de habitantes. Antes se llamaba Akmolá y cambió de nombre en 1998 cuando la hicieron capital de Kazajistán. La ciudad ha sido transformada mediante uno de los proyectos de urbanización más grandes y caros del mundo, financiado con dinero del petróleo, aunque la calidad del diseño arquitectónico es discutible (ver http://es.wikipedia.org/wiki/Astaná).
En el aeropuerto nos esperaba Bolat (amigo de Aizhan) con un cartel que ponía "Juan Campos y María Inigez", pero nada más aparecer por la puerta nos ha reconocido.
En Petro hemos visto cargar nuestras maletas en el avión, había muy pocas. En Astaná al ir a recogerlas y ponerlas en el carro, se ha acercado un oficial del aeropuerto y nos ha pedido el ticket de facturación, ha revisado una a una las maletas. Es la primera vez que nos sucede esto, pero ha sido igual para todos los pasajeros.
Las maletas han llegado bien, al sacarlas del coche nos hemos encontrado que una de las maletas tenía rota la cremallera.
Por la tarde hemos dado una vuelta solos por la ciudad. Ya nos habíamos asombrado en el viaje hasta el hotel. Es una ciudad plana, con cientos de grandes edificios, muchos de ellos de más de 20 pisos y bastantes a media construcción por la crisis. Hay varios edificios llamativos y resulta sorprendente vayas por donde vayas y mires donde mires.
En el hotel ha habido un periplo con las maletas, nos han trasladado a otro edificio por una escalera exterior toda alfombrada y hemos tenido que acceder a un primer piso por una escalera de vértigo, ayudados por un mozo del hotel.
Estábamos tan cansados que ni el inmenso sol que entraba por la ventana ha impedido que Chus se quedara dormida.
A las cinco de la tarde hemos bajado al café del hotel a comer. No había nadie más en el comedor y les debíamos parecer bichos raros porque de vez en cuando se acercaba gente a vernos. Hemos comido dos platos diferentes de ternera con cerveza, Chus con pajita.
Después nos han indicado un supermercado cercano, pero antes hemos tropezado con un mercado tradicional donde hemos podido comprar bollos preñados, yogures y dos gorritos para Sergei. Al salir hemos visto que enfrente había un enorme parque al que nos hemos acercado a pasear. Allí se encontraba un centro deportivo, un aglomerado parque infantil vallado, un monumento a los caidos y un precioso paseo por toda la ribera del río. Enfrente una mezquita, y a la derecha un enorme puente. También se visualizaban las puntas de todos los grandes edificios de la ciudad. Había muchos jardineros trabajando. Cada trozo de jardin es como media vega de Bentretea (el pueblo de Chus en Burgos). Los jardineros iban y venían, cruzándose con cortacespedes, de cuatro en cuatro. Otra cosa curiosa es que había montones e coches infantiles eléctricos en alquiler.
Aquí la gente tiene un aire occidental, visten normal.Hemos visto varias chicas con zapatillas de deporte y también gente haciendo footing. Los coches corren mucho dentro de la ciudad y hay mucha circulación, sobre todo cochazos como todo terrenos, mercedes y audis. También hay autobuses a montones, más nuevos que en Petro. El color preferido de los jóvenes sigue siendo el negro (hemos recordado que en España también era así en los años 80). No hay rotondas y no se ponen los cinturones traseros, aquí no tienen consciencia de la seguridad vial. Sigue habiendo charcos y barro a pesar de ser una ciudad nueva.
A las ocho... vuelta al hotel.Por primera vez en un mes hemos encendido la tele, intentando encontrar noticias o algo interesante, pero solo hemos entendido la temperatutra,( 21º en Petro y 26º en Astaná durante el día, ahora ya hace frío). En la tele solo hay culebrones rusos y anuncios de cerveza.
En la recepción tienen cuatro relojes con las horas de diferentes lugares, aquí tenemos dos horas más que en Moscú, tres horas menos que en Tokio y diez horas más que Nueva York. Tras pagar a Bolat hemos concertado una visita guiada para mañana por la ciudad, a partir de la una,y... a pesar de que no sabe nada de inglés.
A lo largo del día nos hemos acordado del peque... qué estaría haciendo, si le habrían hecho masajes o si le habrán sacado al sol hoy que hace buen día. También hemos recordado a Petropavlovsk hablando de las máquinas que hay en los supermercados y lugares públicos, donde puedes meter dinero para pagar la luz, el gas, el teléfono y el agua e incluso cargar el móvil o hacer diferentes gestiones sin tener que ir a las oficinas. Otra cosa que hemos recordado de Petro son los alrededores del hotel y ese grupo de mujeres vendiendo patatas o huevos, en bolsas de plástico transparentes y de diez en diez, no en docenas.