A la vuelta del telesilla, hemos comido al aire libre con Galín el chófer dos pinchos de carne de cordero y dos cervezas de medio litro (aquí son todas así) nosotros, y uno de pollo y un té, él. Nos costó 11.200 tengues, a 198 t. el euro, podeis calcular lo carito que nos salió el pincho, allí pagamos las vistas... Durante la comida, Galin que solo hablaba algo de inglés nos enseño algunas palabras en ruso y kazajo gracias al "point it" librito donde aparecen fotos y dibujos de casi todo lo necesario para comunicarse con imágenes.
Bajamos a Almaty y Galín nos dió una vuelta por la ciudad, vimos un monumento, y allí haciendo fotos, un policía se acercó a Chus y le hizo enseñar las fotos para comprobar que no salía él. Después vimos el monumento a los soldados muertos en la 2º guerra mundial, con una llama encendida y con dos bodas haciéndose fotos.
Un poco más allá en el mismo parque de este monumento que está lleno de tulipanes naranjas y amarillos, vimos por fuera una iglesia ortodoxa y una plaza llena de puestos de gente vendiendo. Nos han dicho que no digamos porqué estamos aquí, aunque todo el mundo lo sabe, y lo pudimos comprobar porque una señora de los puestos callejeros, se levantó y se dirigió directamente a Chus para vederle juguetes y cuentos infantiles.
Después fuimos a un cibercafé muy grande para enviar correos a la familia y el chófer nos llevó al apartamento.
Ya sólos nos acercamos al supermercado de 24 horas y a unos puestos de comida preparada donde compramos la cena (una especie de arroz tres delicias típico de Almaty y pan caucásico). También entramos en una librería muy grande buscando una guía de Kazajstán, pero no tenían ni siquiera en inglés. En esa misma tienda vendían discos y DVDs y hemos comprado música tradicional kazaja.
Hemos llegado agotados, qué diferente se vive todo aquí, en España el estrés de la incertidumbre, y aquí cansancio, darle vueltas a la cabeza y no saber lo que nos espera.
Curiosidades hay muchas, dice Chus que el chófer es muy guapo, alto de tipo fino, y con rasgos kazajos. Aquí nos miran porque los diferentes somos nosotros, las mujeres son especialmente guapas y atractivas con una gran variedad de rasgos que da la mezcla de distintas etnias. En algunas cosas, la ciudad parece España hace 20 años, no hay rotondas, el tráfico es bastante caótico, y las prioridades en los cruces no existen, pitan continuamente... Los coches son casi todos buenos, se ven Mercedes, BMW, Audis, y sobre todo Toyotas y Mitchubisis, algunos con el volante a la derecha. Los autobuses son cutres u con cortinas de tela y pompones. Las paradas de autobús tienen todas un quiosco pegado y hay trolebuses. Por la calle de vez en cuando se ven grupos de gente sentados sobre sus talones con una agilidad envidiable, como en India o China, bebiendo cervezas, o leyendo.
En casa se va sin zapatos, los zapatos hay que dejarlos en la puerta, toda la casa está enmoquetada o llena de alfombras, incluso el w.c. Por dentro el papel higiénico no tiene agujero y es parecido al papel Elefante de antaño además no se tira a la taza sino a una papelera anexa para evitar atascos.
En nuestro apartamento no había de nada. Las sábanas son de 135 y la cama de 160. Las toallas son de playa, seguro que las dejaron otros antes, el video no funciona o está mal conectado, la puerta del baño se cae porque falta una bisagra, la puerta de la calle se abre hacia afuera y hay que poner pestillo por dentro y nos dicen que hay que dejar la luz encendida y que no salgamos por la noche. Las cortinas de la ventana son de estilo chino, brillantes y no hay persianas en ninguna parte por lo que es muy dificil dormir en cuanto amanece al no estar acostumbrados a tanta luz.
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